Me gustan los pueblos. Es en ellos donde encuentro la esencia de un país, sus costumbres más auténticas y su belleza natural. Es en ellos donde todavía la vida late sin prisa.
Por eso, siempre que puedo, busco que mis viajes coincidan con una fiesta local: observarla, aprender de ella y participar me parece la mejor forma de enriquecer el viaje ¿no os parece?
Así es como en mi reciente viaje a Austria me topé con la Bauernherbst, una fiesta que se celebra desde 1996 y que se ha convertido en uno de los mayores festivales de tradiciones rurales de Austria. Cuando conocí su origen supe que teníamos que incluirla en nuestro itinerario por la región de Salzburgo.
Su raíz está en algo tan simple como poderoso: dar gracias por la cosecha. Antiguamente, al final del verano, los agricultores bajaban de las montañas y compartían juntos la alegría de un año fructífero y los deseos de prosperidad para el invierno ¡Me pareció tan bonito que continúen manteniendo este agradecimiento!
Otro detalle que me pareció precioso es que cada año un pueblo de la región tiene el honor de inaugurar el Bauernherbst. Esa generosidad entre vecinos se respira en el ambiente y nosotros tuvimos la suerte de comprobarlo en Dorfgastein, el pequeño pueblo anfitrión este 2025 que nos regaló el lado más cálido y festivo de Austria.

Mires donde mires, las montañas y los verdes prados alpinos rodean el pueblo. Dejamos los coches a las afueras, cerca del funicular, y desde allí ya se escuchaba la música de las bandas.
Como era hora de comer (hora española 😅) y en Austria se come bastante antes, fuimos directos a buscar sitio. Había muchísimos puestos de comida típica, con mesas grandes y alargadas repartidas por la calle, muchas cubiertas por si llovía. ¡Qué bien organizado lo tienen todo!

Cada restaurante tenía su propio grupo de música que animaba el ambiente. La gente cantaba, daba palmas y brindaba con enormes jarras de cerveza. Y, como dice el refrán, allá donde fueres, haz lo que vieres… ¡pues nosotros igual! Qué risa 🤭… ¡¡¡hasta nos grabaron para la televisión austriaca!!!
Los instrumentos que más nos llamaron la atención fueron los alpenhorns, una especie de flautas gigantes que se apoyan en el suelo y que están muy ligados a las montañas y a la vida rural alpina. Nunca había escuchado su sonido en directo.
¡Fue un momento muy especial!

Nos perdimos el desfile de por la mañana con tractores convertidos en carrozas florales pero por la tarde todavía pudimos ver alguna convertida en una improvisada taberna. Repartidos por la calle principal de Dorfgastein nos encontramos con muchos puestos artesanales donde vendían y trabajaban principalmente la madera. De hecho, ya estaban tallando a los Krampus, esas inquietantes figuras del folclore alpino que acompañan a San Nicolás en Navidad.
Mientras los pequeños de la familia lo pasaban en grande con un montón de actividades gratuitas: colchonetas, pinta caras, concursos y hasta una torre de escalada, otros fuimos a ver la exposición de herramientas agrícolas y alguna de las competiciones tan curiosas y divertidas que hicieron como la de siega con guadaña, donde dos participantes debían cortar la hierba de un terreno en el menor tiempo posible. ¡La destreza y la precisión que tenían eran impresionantes!
Me quedé con las ganas de ver la famosa “ruleta de boñigas de vaca”. No sé en qué consistiría exactamente, pero solo el nombre ya me hizo sonreír.

Gracias a Dorfgastein por la hospitalidad que recibimos y a sus amables vecin@s por permitirnos fotografiarles.
Es un gusto seguir encontrando lugares auténticos en mis viajes. ¿Quieres que tus viajes también estén llenos de rincones únicos y experiencias inolvidables? Entonces, organízalos conmigo con Mi tiempo en tu maleta. Yo me encargo de personalizarlos para que solo te dediques a disfrutarlos.

Dorfgastein
Fiesta de la cosecha en el corazón de los Alpes